
La refinería de Ciudad Madero, Tamaulipas, ha dejado de producir combustóleo desde junio, encendiendo alarmas dentro del sector energético debido a un colapso técnico en sus plantas de coquización. Durante meses, la capacidad para procesar residuos pesados del petróleo, que permiten transformar materiales de bajo valor en combustibles como diésel y gasolina, se ha visto gravemente afectada.
Los informes oficiales de Pemex muestran que la producción de combustóleo en Madero pasó de 15,768 barriles diarios en mayo a cero en los meses posteriores, sin registro de paros programados o mantenimiento de gran escala. Expertos señalan que este descenso no refleja un avance en eficiencia operativa, sino un deterioro significativo en las coquizadoras, equipos clave para el procesamiento profundo en las refinerías.
Este descenso en la producción no es un fenómeno aislado; la refinería de Minatitlán también presentó una disminución considerable en los volúmenes de combustóleo, evidenciando problemas similares en la infraestructura. La falta de mantenimiento adecuado en las plantas pone en riesgo la seguridad operativa, la rentabilidad y el cumplimiento de las metas de autosuficiencia energética que busca la empresa estatal.
Analistas destacan que la ausencia de información pública detallada sobre estas fallas genera incertidumbre en los mercados financieros y entre los agentes del sector. En un contexto donde la refinería de Dos Bocas aún se estabiliza y el sistema general trabaja por debajo de su capacidad, estos contratiempos limitan las expectativas para alcanzar la independencia en la producción de combustibles en el país.



































































































