
El domingo se celebró en Bolivia una jornada electoral histórica con la realización del balotaje que definirá quién asumirá la presidencia en medio de una de las crisis económicas más profundas que atraviesa el país en los últimos años. En el departamento de Santa Cruz, la participación estuvo marcada por un notable abstencionismo, lo que motivó a las autoridades electorales a emitir llamados a la población para acudir a las urnas.
Durante la jornada, en diversas unidades educativas se registraron demoras en la apertura de las mesas de votación debido a la ausencia de jurados electorales, situación que llevó a que vecinos convocaran a otras personas para garantizar la apertura y posterior cierre de las mesas, el cual también se retrasó. El proceso transcurrió en calma sin mayores incidentes, y el conteo de votos comenzó alrededor de las cuatro de la tarde, con resultados previstos a difundirse desde las ocho de la noche.
Los aspirantes a la presidencia, Rodrigo Paz y Jorge ‘Tuto’ Quiroga, confrontan el desafío de captar el apoyo del segmento juvenil, que representa aproximadamente el 31,37% del electorado habilitado, es decir, más de dos millones de jóvenes de entre 18 y 30 años. Este grupo se caracteriza por su tendencia a informarse a través de redes sociales, su distanciamiento de la política partidista tradicional, y su experiencia vital marcada por altos índices de desempleo y una larga hegemonía del Movimiento al Socialismo en las últimas dos décadas.
La campaña electoral ha sido particular en cuanto al involucramiento digital de los jóvenes, quienes por primera vez han protagonizado debates y análisis políticos en plataformas de redes sociales y podcasts. Ambos candidatos han intentado conectar con este electorado mediante estrategias que incluyen actividades culturales como conciertos y baile, aunque representan a una clase política con amplia trayectoria anterior a la era de Evo Morales. Rodrigo Paz orienta su discurso a un centro político populista, mientras que Quiroga se define en el espectro liberal de derecha. La contienda se presenta como una alternativa frente al gobierno actual de Luis Arce, con quienes ambos candidatos se posicionan en oposición.
Este proceso electoral podría significar un cambio trascendental en la gobernanza de Bolivia, particularmente tras dos décadas dominadas por el mismo movimiento político, aunque el país deberá enfrentar también un complejo panorama económico tras la elección.



































































































