
El mercado automotriz mexicano registra un notable crecimiento en el segmento de SUV subcompactos, con las principales marcas ampliando su oferta para atender tanto las gamas altas como bajas. Esta tendencia responde a un público que busca vehículos accesibles, con dimensiones compactas y el atractivo visual de un SUV, fenómeno que ha llevado a fabricantes como Nissan, Volkswagen, Chevrolet, Toyota, Renault, Kia, Mazda y Fiat a diversificar sus modelos para cubrir distintos nichos de consumidores.
En particular, la parte baja del segmento ha sido la más dinámica en los últimos años, con modelos como Nissan Magnite, Volkswagen Tera, Chevrolet Groove, Toyota Raize, Renault Kardian, Kia Sonet, Mazda CX-3 y Fiat Pulse. Estos vehículos tienen una longitud que ronda los 4.2 a 4.3 metros, cuentan con motores de tres cilindros de entre 1.0 y 1.2 litros y ofrecen una potencia inferior a los 100 caballos, características que los hacen ideales para movilidad urbana y familias pequeñas, reemplazando en muchos casos a sedanes o hatchbacks compactos.
De acuerdo con datos de Volkswagen México, los SUV subcompactos representan aproximadamente entre un 12% y un 13% del mercado total, mientras que los SUV compactos alcanzan un 19%, lo que significa que casi uno de cada ocho vehículos vendidos en el país corresponde a este segmento emergente. Los precios de estos modelos oscilan entre 350,000 y 450,000 pesos, un rango competitivo considerando la percepción de valor que ofrecen frente a otras categorías.
Una estrategia clave para mantener los costos bajos es el uso de motores de baja cilindrada, con un enfoque hacia la eficiencia y la funcionalidad citadina. Directivos de las marcas destacan que incluir motores más potentes incrementaría significativamente el precio, un factor poco aceptable para los compradores. A pesar de su baja potencia, estos SUVs tienen buena aceptación, complementándose con tecnologías como turbocargadores pequeños, transmisiones CVT y sistemas de asistencia para garantizar seguridad y calidad percibida. Esta evolución indica un cambio en las preferencias del consumidor mexicano, en donde las SUVs subcompactas ganan popularidad frente a sedanes y hatchbacks tradicionales.