
Durante el mes de julio, las remesas hacia México alcanzaron un monto total de 5,330 millones de dólares, cifra que representa una caída interanual del 4.7%. Según los datos publicados por el banco central, estos recursos provinieron de 12.8 millones de transferencias, lo que implica un incremento de 121,000 operaciones en comparación con junio.
Este descenso refleja un cambio en la tendencia que mantenían los envíos de dinero al país, afectando la economía de muchas familias mexicanas, que dependen de estos ingresos para su sostenimiento. La evolución de las remesas también está en sintonía con las perspectivas económicas regionales, las cuales señalan un menor flujo de dinero enviado desde Estados Unidos hacia comunidades en América Latina, particularmente en Centroamérica.
El contexto económico del país durante julio mostró grandes desafíos, entre ellos el regreso a clases y el aumento en los precios de alimentos, situaciones que profundizan la presión financiera en los hogares receptores. Aun así, el aumento en el número de transacciones indica que, pese a la reducción en el total enviado, más personas están realizando remesas, posiblemente por factores cambiantes en el comportamiento de las familias migrantes.
Estos movimientos financieros son un indicador clave para la economía mexicana, puesto que las remesas representan una fuente estable de divisas, influyendo directamente en la demanda interna y la capacidad de consumo. La información continuará siendo clave para monitorear la recuperación económica y las políticas que puedan fortalecer el flujo de estos recursos en el futuro.