
Durante el segundo trimestre de 2025, la tasa de informalidad laboral en México alcanzó un 54.8% de la población ocupada, lo que representa un aumento de 0.5 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior. Esto implica que 32.6 millones de personas trabajan en condiciones informales, incluyendo aquellas sin seguridad social ni prestaciones laborales. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 17.2 millones realizan labores en el sector informal, cifra que creció en 549,000 personas en comparación con 2024. Este sector está compuesto principalmente por quienes laboran en unidades económicas no registradas, como micro y pequeños negocios familiares que carecen de obligaciones fiscales y acceso a servicios de seguridad social.
Además, la informalidad se extiende a trabajos domésticos sin contrato y a las actividades agropecuarias sin cobertura de seguridad social, así como a empleos en empresas o instituciones donde los trabajadores no cuentan con prestaciones. Este fenómeno afecta tanto a hombres como mujeres, con 55.3% de las mujeres y 54.5% de los hombres empleados en condiciones informales. Geográficamente, los estados con mayor proporción de trabajadores informales son Oaxaca (78.5%), Chiapas (78.0%) y Guerrero (76.0%), mientras que Nuevo León (33.7%), Coahuila (34.2%) y Chihuahua (34.3%) presentan las tasas más bajas.
Pese al incremento en la informalidad, la tasa de desempleo se mantuvo estable en 2.7%, con aproximadamente 1.6 millones de personas sin empleo. Entre las mujeres, el desempleo aumentó ligeramente a 688,000, mientras que entre los hombres disminuyó a 936,000. La subocupación, que indica personas trabajando menos horas de las deseadas, disminuyó del 7.4% al 7.2%, y las condiciones críticas de ocupación, que consideran vulnerabilidad en ingresos y horas trabajadas, bajaron del 36.7% al 32.5%. Estos datos muestran la compleja realidad del mercado laboral mexicano y los retos que implica la alta incidencia de informalidad en el país.