
La industria tecnológica estadounidense observa con atención las recientes evaluaciones realizadas por analistas especializados en inteligencia artificial (IA), que señalan un acercamiento a niveles de valoración comparables a los vividos durante el auge de las puntocom en los años 2000. Según UBS, el mercado actual de empresas tecnológicas vinculadas con IA negocia a múltiplos elevados, reflejando altas expectativas sobre futuros flujos de efectivo más que sobre ganancias presentes.
En este contexto, algunas firmas como Truist Securities mejoraron la recomendación sobre Advanced Micro Devices (AMD) a ‘Comprar’ desde ‘Mantener’, gracias a la creciente aceptación de AMD como un socio estratégico por parte de grandes clientes de centros de datos e IA, desplazando la percepción previa que la consideraba solo un referente de precios frente a Nvidia. Truist también actualizó al alza su precio objetivo para AMD hasta 213 dólares, anticipando un crecimiento sostenible y destacando el impacto de su chip MI355 lanzado en junio.
Sin embargo, el optimismo tiene límites. El jefe de servicio analítico HOLT en UBS, Michel Lerner, advierte que el elevado ratio precio-beneficio limita la tolerancia ante posibles decepciones en el flujo de efectivo, especialmente considerando riesgos asociados a inversiones masivas en infraestructura, restricciones energéticas y competencia creciente desde China. Además, un estudio del MIT señaló que la mayoría de los proyectos de IA generativa aún no generan ingresos inmediatos, subrayando una brecha entre expectativas y resultados tangibles.
En paralelo, Bank of America redujo la recomendación para Marvell Technology a ‘Neutral’ citando menor confianza en su crecimiento en IA a corto y mediano plazo, y aunque reconoce la solidez en la valoración y posición financiera, advierte sobre incertidumbre en proyectos clave y una proyección de ingresos menor a la esperada para 2026.
Por otro lado, analistas de RBC Capital Markets rechazaron la idea de que la IA signifique el fin de la programación tradicional, proponiendo una visión equilibrada donde la IA impulsaría cambios y oportunidades, pero sin reemplazar completamente a los actores establecidos en el sector, quienes podrían beneficiarse a través de fusiones, adquisiciones y monetización paulatina.
Estas opiniones subrayan un momento de alta complejidad e incertidumbre para los inversores en tecnología y IA, donde las oportunidades coexisten con riesgos significativos derivados de valoraciones elevadas y la ejecución de proyectos todavía en etapas tempranas.